18 de noviembre de 2006

compartir demonios

Tu sombra a veces te asfixia,
se mira a la distancia,
por que la miseria social se pudre al respirarla, al vivirla
vaya demencia cosial,
miseria social, vacío social
sé que te generan vacío, pero no muerte
espera esa noche brillante,
espera esa madrugada brillante,
brillante es la resurrección de vuestro espíritu noble.
No hay luz, lo vemos todos
la noche canta un reqiuem de tristeza,
y tu sientes que no hay oxigeno en tu alma,
pero sí lo existe en tu corazón
Comparto tus demonios en mis venas,
en mi sangre, en mis descalcificados huesos
no sueño como tus fantasmas que te abrazan,
pero te abrazo con fuego eterno que llega a los huesos renacidos,
no consumo cócteles de salamandras y pesadillas como tu deseas,
como tu mismo lo haces;
pero sufro tu desesperación y esa nausea que genera tu agonía,
una y otra vez bajo la miseria de tu sentir
pero no eres miserable si así lo sientes,
eres un genio, una demencia brillante,
enciendo una vela blanca a tu alma que vive,
que sufre que baila en las esquinas solitarias.
Una vela blanca encendida,
una uz pequeña pero indestructibles,
la que deseo que guíe tu corazón en tu infierno dantesco y particular
no caigas en esperial,
asciende de tu infierno particular,
sube las escaas de agonia
despierta en tus ojos oscuros
mi alma, te escucha y te espera,
al otro lado del vacío,
cruza, anda, corre,
pues fuera del vacío cantaremos juntos el requiem
de esa nostalgia eterna.

A mi hermano de penumbras