22 de febrero de 2007

INSOLACIÓN La ciudad se ha transformado en un hervidero, de sudor, hambre, poses falsas y malas morales, malos vinos, malos poemas; las arterías citadinas por las que transita la cansada y apática gente evaporan lentmentre el concreto de las aceras bajo la intensidad de los mil soles. Ya lo habían anunciado los medios,
los diarios, la llamada caja idiota: "este año sería uno de los más calientes de todos, desde hacía más ciento cincuenta años no lo habíamos experimentado" amigos míos, el infierno, la locura, la loquera, la insolación, el sobrecalentamiento, el planeta se encuentra ya como un huevo hervido o cosido en la extrema izquierda de la vía láctea, la cual funciona tristemente como un gigantesco sartén. La ropa se vuelve áspera, y provoca calambres, la gente que conduce tiene desarrolla calambres en su mente y se torna agresiva, impulsiva, intolerante, insulsa, violenta, en esta esquina, en esa otra, en ese tope, en ese semáforo descompuesto o en ese paso peatonal; la piel se encuentra irritada y el cuerpo pegajoso sobre el asiento del vehículo exige a gritos agua, agua, hielo, agua, hielo. El rock o el heavy metal, o el jazz, o la música electrónica que impulsa el ipod conectado al estéreo, se siente seca, muerta, deshidratada, desértica, sin vida, sin presencia líquida alguna, sin humedad, y lloran los bosques grises por el hielo, por el agua, por el hielo, por el agua. El sabor del cigarrillo no tiene la misma dimensión –de antaño quizás la edad, quizás la intoxicación- y hasta la densidad del humo de la nicotina se mira muchos más translúcida, como los brazos que son quemados por la intensidad solar. Réquiem por los grandes témpanos, réquiem por los grandes hielos eternos, que ahora nos damos cuenta que no lo son tanto, como lo contemplaba Nietszche. Los océanos arderán como lava rojiza sobre los desiertos infernales debajo de los pies agrietados de los hombres. Imploro Agua Hielo Agua Nubes Lluvia Agua