16 de noviembre de 2006

Noches sin gracia

Suspirar...
Los ojos se encuentran con los párpados cerrados, y detrás de esos párpados caídos, párpados sin gravedad, el iris y la cornea miran a través de esa oscuridad, miran y el mundo externo el mundo real no existe al menos un micro segundo, al menos un mínimo instante se esfuma la realidad.
Y entonces pienso en mirar otras cosas, oytras entidades, algo fuera de lo que siempre miro, algo distante de lo que siempre está a mi al rededor, deseo, deseo , deseo mirar algo distinto, algo más allá de seres humanos envueltos de conflictos emocionales, no deseo ver al menos por ese mínimo instante mis conflictos propios.
Estuve bebiendo café negro y aspirando el mortal humo de cigarrillos, que dibujaban salamandras incandescentes en el espacio, mientras la gente en sus charlas mínimas reían parecían engañarse a ellos mismos al mencionarse que disfrutaban la noche, la compañia de esa persona, o de esas personas que rodeaban las mesas, que rodeaban mi mesa, y entonces reían, y hablaban.
Por eso en una noche sin pena y sin infierno más que aquel estomocal infierno que el cafe comenzaba a producir en mi estómago, decidí que deseaba mirar otras cosas, deseaba deseaba, deseaba observar cuerpos humanos o de ángeles quizás, o de demonios tal ves, deseaba mirara algo distinto, mi lectura que realizaba en esa mesa cuyo aompañante mio era mi individual silencio, lograraba de verdad retraerme de la apatia, pero es que yo, con mis ojos cerrados detrás de esos párpados cerrados, caídos, sin gravedad, durante un instante deseé mirar otras cosas, y al final solamente logré mirar un extraño color entre púrpura, azul y negro, detrás de mis párpados caídos, de esos párpados sin gravedad. Mientras la gente al rededor, fingía reir y fingia mostrar interés en charlas mundanas buscando mientras una puerta que los alejara de su rutina laboral, o familiar o emocional, mientras yo, me encontraba ahi tratando de escapar de mis rutinas internas.

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