12 de mayo de 2007

Despuès de que se supo en la Ciudad Lamento, el terrible acto de profanación que sufriò la tumba de la señora Lupin, sucedieron un sin fìn de extrañas cosas, los medios de comunicaciòn locales comenzaban a exponer la existencia de un grupo de gente que se dedicaba a realizar extrañas ceremonias a las tres de la madrugada, ceremonias donde se habìan involucrado dos o tres reporteros, para dar seguimiento a la investigaciòn que comenzò tras la queja de varios vecinos en la calle Fascinaciòn, donde describìan que escuchaban extraños y melancòlicos rezos, y al parecer se trataba de una serie de ceremonias extrañas. Ninguno de los periodistas que se dio a la tarea investigativa logrò reconocer el tipo de ceremonias, o a què tipo de religiones pertenecìan, todo era misterioso, desconocido y comentaron que parecìa tener una tradiciòn de miles de años, es decir dichos eventos ceremoniales parecìan salir perdidos, del fondo del tiempo. Las autoridades se aprestarona detener estas ceremonias que incomodaban y molestaban tanto a los vecinos, uno de los reportes policiales informó que dichas ceremonias se trataban de un antiguo y perdido ritual donde dedicaban sus esfuerzos a despertar al mismo espíritu del infierno, de la maldad, de la oscuridad misma. Esta secta maldita rconciò de antemano mediante una antigua leyenda, la existencia del Niño Maldito, que habìa encarnado en el cuerpo del joven Martìn Lupin.

2 comentarios:

Rafael Tiburcio García dijo...

Y le molestaría que sobre esta ficción religiosa iniciaramos el cadaver exquisito que propone?

a propósito recuerdo la definición de masonería del diccionario del diablo del gringo ambroce bierce... quizá partir de los cinismos de ese autor como marco filosófico (si no le molesta) y avanzar esta ficción a ver donde nos lleva... le late??? saludos

Rafael Tiburcio García dijo...

y si no le parece podría realizar una historia paralela que se roce con la suya...